Fin.

Image and video hosting by TinyPic


El resto es historia

V.

No sé si será su pelo rubio, sus ojos verdes o sus labios cristalinos. O sus tatuajes, o sus brazos. O la forma en la que mueve la cintura al andar. No sé si serán sus gafas de sol, o su voz pidiendo un helado de fresa. O su barba de tres días, o el collar que sólo he visto en la foto. No sé si será él o su recuerdo. O su calle, que está embrujada. Por él. Siempre por él. Por su sonrisa, por cómo contiene las ganas de reír, por la manera que tiene de encender el tabaco o por cómo levanta la cabeza y entorna los ojos al fumar. Será el olor de su portal, o tres latas de cerveza a las cinco de la madrugada. Será que es demasiado normal.

¿O seré yo?

Imagen proporcionada por:
http://nimeru.deviantart.com

¿Es así?

Tal vez eche de menos la manera en la que sonreías, el brillo de tus ojos, tus rizos en verano, tu gorro de colores, tu camiseta a rayas, tu pelo largo, el cariño que me dedicabas al mirarme. Tal vez eche de menos otro cruce de miradas entre cientos de personas andando en línea recta, una sonrisa a través de una valla, de una puerta, de una ventana, de una acera, a través de un casco, desde una moto, en un balcón. Y lo siento, ¿vale? Lo siento, porque no sé qué es lo que toca ahora. Me he cansado de seguir buscándote el diez de agosto detrás de falsas intenciones. Y posiblemente me haya cansado de esperar, de correr, de inventarte tras ventanas que posiblemente nunca existieron. Vuelvo a detener el tiempo, ¿y si de verdad nunca hubieses existido? ¿Y si sólo fuiste un producto de mi imaginación cerrando la herida? ¿Y si apareciste porque? Y si… ¿y si fui yo la que nunca existió? Todo esto me da mucho miedo. Me gustaría poder volver a escribir un diario contándote todo lo que quiero decirte para dejarlo en tu buzón un veintiséis de septiembre. Me gustaría volver a formar parte de tu historia.

¿Me estoy volviendo loca?
Imagen proporcionada por:
http://nimeru.deviantart.com

Retroceso


Me he enterado de que últimamente todo te va mal, de que tus planes de futuro han fracasado, de que has estado llorando durante una semana. Me he dado cuenta de que prefieres el papel higiénico a los kleenex, de que quebrantas las normas, de que te has defraudado a ti y a los que te rodean. Me he percatado de que te has rendido, de que has querido huir, de que has abandonado tus sueños. Y tú también lo has hecho. Poco a poco, la idea del suicidio se ha materializado en tu cabeza. Sin embargo, el vacío de no saber qué pasará después de hundir esa hoja en tu muñeca, te ha hecho vacilar. Pero me preocupa que esta vez no hayas pensado que huir es demasiado fácil. Me preocupa que hayas empezado a leer ese libro de autoayuda que tanto tiempo llevaba en la estantería. Me aterra que te hayas comparado con la situación del personaje principal de "El ejército negro". Ya sólo sonríes con diez grados de alcohol en tu organismo. Beber cerveza, y a ser feliz. Algún día te emborracharás sin quererlo, y no podrás salir nunca de ese estado de embriaguez que te hace tan feliz. Te estás echando a perder. Igual que el protagonista de "Malos viajes". Sabes que eres lo suficientemente fuerte como para superar cualquier obstáculo. Te faltan ganas. Te falta la ilusión de sonrr todas las mañanas, de mirarte al espejo y no pensar nada. Te falta la vida, y todavía no sé quién te la ha quitado. Igual que en "Malos viajes"... ¿sabrás superarlo tú también?

De yo para mí.

Sadness & Sorrow

" (...) Y creo que soy una mierda de persona. Que no valgo como amiga, ni como apoyo..."

Había una vez una niña llamada Sorrow. Sorrow siempre era azul, aunque gris a veces. Sorrow era enorme. A Sorrow le gustaba escribir la historia de su vida en clave creyendo que así nadie podría entender su dolor. Sorrow siempre pensaba en los demás, y pocas veces en misma. Sorrow era casi tan frágil como un castillo de naipes, e igual que una montaña de piedras mal agrupadas. Grande, pequeña, grande, pequeña, grande, pequeña, grande... y abajo. Y vuelta a empezar, otra vez, piedra por piedra. Grande, pequeña, grande, pequeña, grande, pequeña... Y con tanta vuelta, aprendió el camino que la llevaba al suelo. Aprendió que el orden debía de ser grande, mediana, pequeña. Daba igual que sus excesos la llevasen a pequeña, mediana y grande. Ya que, Sorrow siempre volvía a empezar a crear su montaña. Sorrow se empeñaba en que así podría construirse una muralla alrededor del corazón para no tener que ver nunca más el color amarillo.
Y entre tanto, Sorrow conoció a Sadness. A Sadness le gustaba abrazar a Sorrow siempre que podía. Sadness era pequeña y estúpida, corriendo a los brazos de Sorrow cuando sus sueños chocaban contra una pared de cemento. Sadness quería mucho a Sorrow, y se lo decía todos los días. Y Sorrow también quería mucho a Sadness. Para Sadness, lo más importante era que Sorrow fuese feliz. Y siempre que Sorrow estaba triste, Sadness trababa de estrechar las comisuras de sus labios. Sadness nunca escuchó a Sorrow llorar, y no quería imaginárselo. Sadness siempre imaginaba a Sorrow con una sonrisa, feliz, riéndose y esperando a mover pieza o a encontrar la piedra adecuada para colocarla encima de la anterior. Y cuando Sadness pensaba en Sorrow llorando, Sadness lloraba. Y cuando a Sorrow le regañaban y la juzgaban, Sadness se enfadaba. Y poco a poco, entre veintisietes de enero y veintiseis de septiembre fueron creciendo. Sadness quería ser una giganta tan buena como Sorrow. Y un día, Sadness se enteró de que a Sorrow le dijeron que era mala. Y Sorrow dijo que era mala amiga. Y mala persona.
Y eso a Sadness no le sentó bien. A Sadness le habría gustado pegarle y darle un abrazo diciéndole que una mala amiga no te escucha siempre que puede o no. Que una mala persona no se preocupa por sus amigos. Que una mala persona nunca pensaría que es una mala persona. Que una mala amiga nunca odiará que llores. Que una mala amiga, no será nunca Sorrow. Porque Sorrow es fuerte.
Fuerte, tanto como las piedras que componen su muralla.

N00b, que eres n00b...


Hace un año, tal vez en momentos como este me gustaría sentarme en tu portal y dejar pasar las horas hasta que tus pies bajasen las escaleras. Hace un año, tal vez habría necesitado que me mirases para ahogarlo todo en tus ojos, habría necesitado que los recuerdos se borrasen con tu sonrisa, habría necesitado inhalar tu olor por las mañanas y lavarme la cara con él. Hace un año, tal vez no lloraría sabiendo que por lo menos podía apoyarme en ti, aunque fueses frágil. Pero, ¿sabes? Yo nunca dejaría que te destrozases. Hace un año, tal vez volvería a mi casa con la felicidad de haberte visto, y tal vez derramaría un par de lágrimas sobre la almohada en un exceso de realidad inducido por mi subconsciente. Hace un año, tal vez hacías que todo pareciese irreal.
Y lo más importante es que hace un año, tal vez yo no estaría escribiendo esto. Simplemente estaría llorando, intentando explicar con palabras lo mucho que te quería.

Hace un año, tal vez hoy...

...

Verano... ¿feliz?


Only you can answer my cries